Roguemos al Señor - últimas reflexiones

Aldila - Oficial

miércoles, 1 de abril de 2009

Reflexión: Jn 8,31-42


El Señor es muy claro, como siempre, pero sólo para aquél que realmente lo quiere entender, para aquél que lo quiere ver. Otra vez tenemos que decir que “no hay peor ciego que aquél que no quiere ver”. ¿Y por qué nos cerramos y preferimos vivir en la oscuridad, o en las sombras, antes que en la luz? Porque sabemos que lo que hacemos no es tan bueno, porque hay segundas razones que motivan nuestros actos…Más allá del amor que podemos aparentar, hay razones mezquinas, egoístas. Engañamos y utilizamos a nuestros hermanos a sabiendas…Somos hipócritas. Así, no nos puede interesar para nada la prédica de alguien que nos exige ser transparentes, caminar en la luz, desnudos y expuestos.

Hay una barrera, una serie de obstáculos tras los cuales hemos puesto nuestra trinchera para protegernos de la luz: son nuestros prejuicios. Tenemos temor a la verdad y así, como dice el Señor, nos hacemos esclavos del pecado. Empezamos a ocultar ciertas cosas, en vez de corregirlas y superarlas. Luego unas tapan a otras y finalmente se convierten en un monstruos que ocultamos por vergüenza, por temor, y pretendemos que ello es correcto, que no existe, y que podemos mostrarnos limpios, mientras por dentro somos un verdadero asco y lo sabemos.

Dios Padre, que tienen el poder de vernos por dentro como realmente somos, también lo sabe. Y lo sabe mejor que nosotros. Por ello envió a su Hijo ha salvarnos, a hacernos libres. Él nos enseña el camino, como en este pasaje del evangelio, pero está en nosotros el seguirlo. Lamentablemente, muchos preferimos no verle y lo condenamos nuevamente, como hicieron los judíos, a morir en la cruz de la indiferencia y del olvido, o lo que es peor, en la cruz de la blasfemia, del odio, de la idolatría y del rencor.


Oremos:

Padre Santo y Bueno, que enviaste a Tú único Hijo a salvarnos, permite que entendamos esta verdad, pero por sobre todo, danos el valor, la decisión y la lucidez para escoger siempre lo bueno, lo mejor, lo correcto, la verdad, aun cuando ella afecte nuestros egoístas intereses. Que obremos siempre inspirados en el verdadero amor. Que seamos capaces de seguir a Jesús por donde vaya, siempre. Amén.


Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.
(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

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