Roguemos al Señor - últimas reflexiones

Aldila - Oficial

lunes, 13 de abril de 2009

Reflexión: Mt 28,8-15

Mt 28,8-15

Para disipar toda duda Jesús se presenta a las mujeres que habían ido a ver su tumba y no lo habían encontrado y les da un importante mensaje: “No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán”. El triunfo definitivo sobre la muerte había sido sellado…

Sin embargo, como ocurre en todo crimen, los que lo habían consentido y cometido estaban dispuestos a sostener lo que habían hecho, aun por sobre las evidencias. Testarudamente tratan de ocultar la verdad, de distorsionar los hechos, comprando voluntades y conciencias…y, así lamentablemente lo logran. No causan efecto para siempre, ni con todos, porque la verdad siempre termina por imponerse y triunfar. Pero es notable como la maldad siempre encuentra aliados, gente dispuesta a colaborar. Es claro, viven en la sombra, en la oscuridad, donde obtienen pingües ganancias y privilegios, que no están dispuestos a perder, así que, si es preciso están dispuestos a sobornar a quien sea, con tal de mantener su situación. Y lo peor es que con el tiempo ellos mismos se llegan a creer sus mentiras.

¿Cuántas veces con nuestros actos, con nuestro proceder, nos convertimos en cómplices de estos cínicos, mentirosos? ¿Cuántas veces nuestra actitud, nuestras obras comunican a nuestros hermanos que no hay esperanza, que la muerte, la mentira, el crimen, el temor y la persecución han triunfado sobre la verdad?

¿Somos portadores de la Buena Nueva? ¿Somos portadores de esperanza? ¿Llevamos alegría a los corazones de los que sufren? ¿O somos más bien de los tremendista, de los derrotistas, de los pesimistas que nunca encuentran salida a nada, que creen que todo está perdido, que no hay nada que hacer?


Oremos:

Señor, ayúdanos a cambiar, a luchar contra nuestro carácter siempre negativo y triste. Ayúdanos a ser portadores de la Buena Nueva de la Resurrección. Que nuestra presencia baste para dar ánimos a quienes se siente afligidos, derrotados, acabados. Que seamos portadores de paz, de tú paz y de una alegría verdadera, basada en el triunfo definitivo de la vida sobre la muerte, en el perdón de nuestros pecados y en la salvación eterna.



Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.
(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

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