Roguemos al Señor - últimas reflexiones

Aldila - Oficial

jueves, 9 de abril de 2009

Reflexión: Jn 13,1-15

Jn 13,1-15

“…sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía…” Todo se había cumplido y llegaba el momento de culminar su Misión. Cuanto más se acerca la hora, uno que va siguiendo paso a paso lo que viene ocurriendo con Jesús, no puede dejar de preguntarse por qué. ¿No había otra salida? Cuando tratamos de ponernos en su lugar, no deja de martillarnos buscar el modo de evadir este final. El panorama que vemos por delante es angustiante y doloroso. No podemos evitar estos sentimientos, acompañados de ansiedad…¿Hasta dónde? ¿No podía ser de otro modo? Jesús sabe que no, aunque nosotros no lo comprendamos.

Nos amó hasta el extremo, sin medida, sin límite. Más allá, imposible. ¿Qué más se puede hacer que entregar la vida misma? ¡Y en qué forma! No acudió a cualquier método que le hubiera podido causar la muerte instantánea y sin dolor…Como si fuera poco, se sometió a toda clase de maltratos y humillaciones, insultos y vejaciones, sin juicio alguno, más allá que el reclamo de la turba, fue entregado para que se ensañaran con Él.

Todo esto tenía que pasar para que creamos que es verdaderamente el Hijo de Dios, el Mesías, el Salvador. Todavía queda tiempo para un gesto más y mientras puede, no duda en realizarlo. Toda su vida había estado al servicio de los demás y es lo que reclama de nosotros, que le sigamos, que hagamos como Él, que sigamos el ejemplo. Siendo el primero, el más importante, no tiene ningún reparo en desarrollar el oficio más humilde, como es el de lavarles los pies a sus discípulos. Este gesto entraña un profundo simbolismo, que va más allá del hecho, de por sí, humillante. ¿Cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a tener esta atención con nuestros sirvientes, con nuestros empleados? ¿No estamos siempre esperando que más bien nos sirvan, que nos atiendan, que se desvivan por tratarnos bien? ¿Normalmente no esperamos el comportamiento contrario? Eso es lo que reclama Pedro…¿Cómo Tú me vas a lavar los pies a mi?

Pero aun sin entenderlo, a Pedro le bastaron las palabras de Jesús. Si Tú lo dices, ha de ser así…Me someto. Pero no es el lavado en sí lo que es necesario, por eso el Señor le responde a Pedro, que está dispuesto a que lo laven todo. “El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos”. Lo importante aquí es el servicio, la disposición. El que manda, el que dirige, el que lidera, el que sabe, debe estar al servicio de los demás. No reclamemos privilegios, antes bien, estemos atentos a las necesidades de los demás, los más pobres, los más humildes.



Oremos:

Señor dame esa sencillez, esa humildad para servirte en cada momento de mi vida. Que no me ponga a esperar que me atienda mi mujer, mi hijo, mis amigos…sino que por el contrario esté atento a sus necesidades y procure servirlos con cariño, con amor, aun en lo más simple, en lo más insignificante y sencillo.



Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.
(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

No hay comentarios:

Reflexiones de HOY