Roguemos al Señor - últimas reflexiones

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miércoles, 18 de marzo de 2009

Reflexión: Mt 5,17-19

Mt 5,17-19

No, no hay incoherencia entre el antiguo y el nuevo testamento. Lo que hay es continuidad. A Jesús se referían las profecías; de Él hablaban las escrituras. Como diría en aquél pasaje en el cual entra a la Sinagoga y luego de leer a Isaías dice: “Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy.»” (Lucas 4,21)

Esto es muy importante y debe tenerse en cuenta. Diríamos que el Señor es la perfección de la ley, pues el que cumple con lo que él mismo resume como “la ley y los profetas”, es decir, el que ama a sus hermanos como a sí mismo y a Dios por sobre todo, no puede dejar de cumplir la ley. Entendámonos, no es que diga “amo, entonces debo de cumplir la ley...” ¡No! Lo que pasa es que como diría San Agustín, amando, realmente amando encuentra el hombre su plena realización, su felicidad, su fin, su misión. Por eso San Agustín resume: “Ama y haz lo que quieras”. Por su puesto, ello pasa en primer lugar por entender lo que es el amor…Allí podríamos tener una dificultad, si tenemos visiones distorsionadas o parcializadas, si simplemente desconocemos El Amor en su verdadera magnitud.

Si profundizamos un poco más, caeremos en la cuenta que Dios es Amor, es decir la Perfección, a la cual nosotros debemos tender, que no alcanzaremos seguramente, pero que no por eso tendremos que dejar de buscar. ¿Y cómo se busca, cómo se avanza en esta senda? Muy fácil, al menos de decir: amando.

Jesús era lo que buscaba el Antiguo Testamento, era a donde dirigían sus miradas, por ello Jesús dice que ha venido a dar cumplimiento. Aquello que Dios anunció por boca de los profetas, aquello que esperaban, llegó, se cumplió.

Y qué nos va a venir a decir Jesús: que no hay una ley más perfecta que el Amor. Que el Amor lo engloba e incluye todo. Así, todo lo que hay de bueno en las aspiraciones del hombre por construir un mundo mejor para todos, inclusivo, en el que no haya hambre, ni pobreza, ni injusticia; donde todos puedan vivir con esperanza, donde cada niño, cada anciano y cada persona pueda amar y ser amada…


Oremos:

Señor, permítenos comprender en qué consiste el amor, el verdadero amor y vivir según él.

Haznos sentir en nuestro corazón como Santa Teresa, que “quien a Dios tiene, nada le falta”.

Haznos bondadosos y caritativos, que sepamos perdonar y llevar alegría a los que sufren.


Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.
(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

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