Roguemos al Señor - últimas reflexiones

Aldila - Oficial

viernes, 13 de marzo de 2009

Reflexión: Mt 21,33-43.45-46


Jesús no se anda con rodeos, ni le dora la píldora a nadie. Es que ha venido para revelar la verdad y enseñar el camino y en esta ocasión sin ningún reparo se la canta a los poderosos: los grandes sacerdotes y los notables.

La parábola es prácticamente un resumen de la historia sagrada, es decir la historia de la relación de Dios Padre con nosotros, su pueblo. Es un anticipo de lo que ocurrirá con Él a manos de los “inquilinos de la viña”. Sus palabras son incómodas y provocan la ira de los poderosos, que de buena gana lo hubieran detenido y seguramente desaparecido, si no hubiera estado acompañado por una multitud que lo seguía.

El cambio de categorías es total. El Señor ve con otros lentes, con otra óptica el mundo y esta no coincide con la visión del poder establecido. No lo hizo entonces, no lo hace ahora. ¿Cómo podría estar de acuerdo ahora en cómo llevan los que detentan el poder este planeta, si teniendo suficiente riqueza para terminar con el hambre y la pobreza, la destinan a la fabricación de armas, a la guerra, al asesinato, al asedio, a la persecución de pueblos indefensos, al abuso y al maltrato?

Les dio la viña ¿y qué han hecho? ¿Qué hacemos nosotros con la parte que recibimos? ¿Cuál es nuestra responsabilidad en este maltrato? ¿De qué lado estamos? “La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido.”

A los que actuamos irresponsablemente con todo lo recibido, a los que somos indiferentes y con ello consentimos el maltrato a nuestros hermanos y a toda esta heredad, al planeta, “Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos”.

¡El que tenga oídos que oiga!

Oremos:

Señor, dame tu luz para ver en cada ocasión el lado de la justicia, el lado del amor, el lado de la verdad.

Sí, es seguro que casi siempre este estará del lado de los pobres, de los humildes, por ello te pido que aparte de mi la soberbia y la comodidad, que me ciegan y nublan la vista.

¡Hazme perfecto como nuestro Padre que está en el cielo! ¡Hazme santo!

Dame fe.


Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.
(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

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