Roguemos al Señor - últimas reflexiones

Aldila - Oficial

lunes, 2 de marzo de 2009

Reflexión: Mt 25,31-46


Para aquellos que todavía tenemos dudas, para aquellos que no queremos entender o estamos buscando interpretaciones esotéricas o acomodaticias de las palabras del Señor, nos aclara como para un niño, con palabras muy sencillas, como si se tratara de un cuento, qué es lo que debemos hacer y a quién para que llegado el momento, cuando Jesús venga con toda su gloria, nos tenga entre los elegidos.

Día a día hay que mirar fuera de nosotros. No buscar tanto nuestra comodidad, como atender las necesidades de cuantos nos rodean. Solamente cuando salimos de nosotros mismos adquiere sentido nuestra vida. Se trata de que estemos al pendiente, con los ojos muy abiertos y dejemos de mirarnos el ombligo. Se trata de atender y servir a los demás. Nuestra salvación no está en la “meditación trascendente”, ni en la “flor de loto”, ni si quiera en ir a Misa…Se trata de realizar tareas, actividades diarias, cotidianas, en las que hayamos puesto primero a nuestros hermanos, a todos los que requieren de nosotros algo.

Ese ha de ser nuestro programa, nuestro Proyecto, nuestro Plan de acción: vivir al servicio de los que nos rodean, de nuestras familias, de nuestros amigos, de nuestra comunidad. Si es verdad que nadie da lo que no tiene, entonces debemos orar y mantenernos constantemente comunicados con Dios Padre, como lo hizo Jesús, para oírle y saber a cada paso lo que debemos hacer. El Plan es simple: nuestros pelos están contados y nadie por más que se esfuerce podrá agregar un segundo a su existencia. Entonces cada día hay que vivirlo como si fuera el último, sin preocuparnos más allá, pues cada día tiene su afán. Si vives siempre bien HOY, no tendrás de qué preocuparte, cuando el Señor te pida cuentas. Estarás siempre listo.


Oremos:

Señor, haz que nuestro lema siempre sea “haz el bien sin mirar a quien”, esa es la ruta marcada por la sabiduría popular que hoy nos recuerda Jesús.

Que no me detenga cómodamente a disfrutar de mi tiempo, si no que me empeñe en hacer algo por los demás. Que no deje de llamar, que no deje de asistir, de atender a cuantos me convocan, y que allí lleve tu palabra clara, verdadera, siempre fresca y sencilla.


Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.
(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

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