Roguemos al Señor - últimas reflexiones

Aldila - Oficial

miércoles, 15 de octubre de 2008

Reflexión: Lc 11, 5-13

Jueves 9 de octubre de 2008.

Lc 11, 5-13

Si antes Jesús nos había enseñado a orar, refiriéndonos al Padre, nuevamente aquí nos hace reflexionar en torno a la bondad del Padre. Hasta donde podemos pedirle, molestarlo, impacientarlo…Y qué podemos esperar de Él.

Por qué podemos creer tan fácilmente en nuestras cualidades y sin embargo nos cuesta pensar que si nosotros podemos ser tan buenos, tan generosos, tan comprensivos…cuánto más será nuestro Padre, que es Dios.

Jesús nos pretende hacer entender que si nosotros somos capaces de bondad, si podemos encontrar entre nosotros esa figura del padre ideal, entonces estamos en condiciones de entender que nuestro Padre, Dios, es infinitamente superior. Podemos esperar de Él, que nos dé lo que pedimos, aun importunándolo, pues de la misma manera actuaríamos nosotros con aquél que viniera con insistencia a pedirnos algo, aún en forma inoportuna.

Pero Jesús añade algo más, una idea, un concepto que muchas veces pasa inadvertido para nosotros, porque todo el texto anterior es tan rebosante, que nos detenemos en el, nos basta y nos sobra, aun cuando no lleguemos a entender la última parte.

Y sin embargo, si meditamos sobre lo que nos quiere decir con esta última pregunta, posiblemente recién podamos tener el cuadro completo de lo que nos quiso transmitir, de lo que debemos buscar. El don más importante, el bien más preciado, aquél con el cual somos invencibles: el Espíritu Santo.

¿Lo creemos? ¿Lo queremos? ¿O es algo más bien incomprensible, un pegote en el texto, que no alcanzamos a comprender y que por eso no tomamos en cuenta? Preferimos quedarnos con todo lo anterior, porque parece más amplio, más a nuestro gusto y nos permite crear nuestra propia escala, nuestra propia lista de necesidades, que seguramente serán satisfechas si pedimos con insistencia. Nuestra propia lista, en la que incluso no figura el “Espíritu Santo”. ¿A qué viene esta aclaración?



Oremos:

Señor, dame tu luz para entender que nuestro Padre nos ha dejado, nos ha dado el don más preciado, aquél que debía colmar todas nuestras aspiraciones, todos nuestros anhelos, el don del Espíritu Santo.

Permíteme entender que puedo pedir todo, puedo pedir lo que sea y si está en Tú Voluntad, me lo darás, pero que sin embargo ya hay algo que me has dado, algo que poseo que vale más que cualquier cosa que pudiera imaginar, querer o encontrar, y es el Don de Tu Espíritu Santo.

Báñame, lléname, cólmame de tu Espíritu, para que vaya por el mundo derramando tu Gracia, Amén.


Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.
(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

No hay comentarios:

Reflexiones de HOY