Roguemos al Señor - últimas reflexiones

Aldila - Oficial

jueves, 16 de octubre de 2008

Reflexión: Lc 11, 47-54

Lc 11, 47-54

El Señor no se anda con rodeos cuando tiene que deslindar su posición, cuando tiene que anunciar y denunciar, habla claramente, es enérgico y no deja lugar a dudas ni murmuraciones. ¿Por qué andamos tratando de interpretar sus palabras? ¿Será que queremos adaptarlas a nosotros, adecuarlas a nuestro comportamiento de modo tal que nos resulten inocuas y digeribles?

Es notable que en estos versículos se dirija nada menos que a los maestros de la ley, aquellos que se han levantado como regidores de la vida pública. Los que se supone deben velar por el buen cumplimiento de las normas y leyes que nos permiten vivir en sociedad.

Gobernantes, gerentes, directores, líderes, muy fácilmente caen en la tentación de poner cargas pesadas sobre los hombros de sus seguidores, de sus servidores, de sus empleados…cargas que ellos jamás se pondrían en las espaldas. Es cierto que se requiere cierta presión, cierto empuje para progresar, para desarrollar, para avanzar y mejorar. El bien común, la sociedad lo requiere. Debe haber exigencia, pero sin olvidar la justicia y sobre todo, sin olvidar lo que es más importante: la persona. Nada puede estar por encima de ella.

Más radical aún es la demanda que hace el Señor a todos aquellos que tergiversan la realidad, que a sabiendas engañan a los demás, a los inocentes, a los pobres, a los ignorantes. Cuanto de esto estamos viviendo hoy, que desconocemos de donde viene la crisis mundial, que desesperados buscamos a alguien que nos salve y caemos en las manos de seudo luchadores por la democracia y la libertad, que nos llevan al despeñadero. En nombre del “anti terrorismo” se comenten atrocidades con pueblos enteros, que son sumidos en la guerra, el odio y la destrucción.

¡Ay de ustedes, maestro de la ley, que se han quedado con la llave del saber; no han entrado ustedes y han cerrado el paso a los que intentaban entrar!


Oremos:

Señor, te pedimos que no seamos impedimento de ninguna clase para aquellos que de veras quieren encontrarte. Que no actuemos como filtro, como lastre, como engaño. Que no caigamos en el juego y nos convirtamos en tontos útiles del mal, del odio, del rencor, de la muerte.

Haz más bien que brille tu luz en nosotros, para que podamos alumbrar el camino a nuestros hermanos.

Perdónanos cuantas veces caemos en la arrogancia, en la petulancia, en la soberbia de creernos dueños de la verdad. Danos humildad para guiar a nuestros hermanos respetándolos.

No permitas que obremos por la fama o el reconocimiento; que solo el amor nos mueva. Que seas Tu el fuego que nos quema por dentro y que no nos detengamos hasta ver ardiendo la pradera.

¡Haznos dóciles al Espíritu Santo!

Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.

Incluimos aquí un video porque creemos que puede ayudar a la composición del lugar, es decir a situarnos mental u visualmente en las escenas que estamos leyendo en los evangelios.

(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)


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