Roguemos al Señor - últimas reflexiones

Aldila - Oficial

lunes, 6 de octubre de 2008

Reflexión: Lc 10, 25-37

Lc 10, 25-37

Nuevamente el Señor habla muy claro, para aquél que realmente lo quiere escuchar. La parábola del Buen Samaritano, no deja dudas respecto a lo que se espera de nosotros, respecto al buen proceder que debe guiar siempre nuestras vidas. El ejemplo es claro y exigente. Se trata de comprometernos con nuestro prójimo, hasta donde sea necesario. Ojo, hasta donde él nos necesite.

No podemos ser indiferentes. Nosotros sabemos lo que tenemos que hacer, pero preferimos pasar de largo, haciéndonos los desentendidos, los que no sabemos, los que no nos damos cuenta…y sin embargo tomamos un rodeo.

Qué fácil, cerrar los ojos o mirar para otro lado. Qué difícil, pero qué necesario, mirar de frente, sentir compasión, curar las heridas, poner a buen recaudo al que sufre y velar por su recuperación definitiva. Comprometernos con él.

No sabemos a dónde iba el Samaritano, pero seguramente, como nosotros, tenía muchas cosas que hacer, obligaciones que atender, responsabilidades contraídas. Pero todo lo interrumpió para hacer lo primero. Nada hay más importante que la vida. Nada es más importante que aliviar el dolor del que sufre, atender al desvalido, al indefenso. Eso es lo que tenemos que hacer y nosotros lo sabemos muy bien: “Amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos.”

“Vete, y haz tu lo mismo”.


Oremos:

Señor, perdónanos por cuantas veces te hemos visto sufriendo, abandonado, adolorido, y hemos pasado de largo, pretendiendo ignorarte, como si las cosas no pasaran si no las miramos, si las ignoramos. Por actuar como el avestruz, perdónanos Señor.

Danos ojos compasivos y un corazón generoso. Danos el valor para sobreponernos al temor, a la duda, a la comodidad, a la rutina y actuar con misericordia con los que sufren.

Queremos servirte, Señor, allí donde seamos necesarios, sin condiciones, poniendo todo lo que somos, todo lo que tenemos. ¡Ayúdanos a cumplir con nuestra misión!

Danos un corazón misericordioso y compasivo.



Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.

(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

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