Roguemos al Señor - últimas reflexiones

Aldila - Oficial

viernes, 26 de septiembre de 2008

Reflexión: Lc 9,18-22


Nuevamente se nos hace un poco difícil entender estas palabras, si no podemos ubicarlas en el contexto histórico. Y a ello contribuye “Les doy una Buena Noticia” escrito por el padre Manuel Cavanna. Allí nos explica por qué la reacción de Jesús ante la afirmación de Pedro. Y es que él, como los demás discípulos y los judíos en general estaban a la espera de un Mesías que los liberaría del yugo Romano, de la opresión. Es decir, en otras palabras, esperaban la manifestación del poder de Dios en contra de sus enemigos.

Pero Jesús viene a restaurar una Nueva Alianza, basada en la Voluntad del Padre, que tiene muy poco que ver con este guerrero al que esperaban los Judíos. Cristo viene a enseñarnos otro camino y para que se cumpla, todavía tiene que padecer el Sacrificio de la Cruz, tan lejano a lo que esperaban los discípulos, y tan lejana muchas veces a nuestra comprensión.

El puede ser un “subversivo”, pero no de la clase que muchos de nosotros esperaríamos. No empuñará las armas, no realizará campañas, ni sembrará terror. La revolución que nos trae es la de la esperanza, la paz y el amor. El viene a reconciliarnos entre hermanos y a reconciliarnos con el Padre, que lo único que pide es que nos amemos los unos a los otros, como Él nos ha amado.

Este mensaje, como la más pequeña de las semillas, crecerá hasta cambiarlo y revolucionarlo todo. Este es un mensaje revolucionario y subversivo, porque se estrella contra todas nuestras categorías, contra todos nuestros esquemas. Porque nos propone la defensa de la vida a toda costa. Si llegamos a dar nuestra vida, será en defensa de la vida misma. Daremos la nuestra, antes que quitar la de otros…¡Esa es la lección!

¿Pero cuántos de nosotros somos capaces de sacrificarnos a nosotros mismos, antes de sacrificar a los demás? Gritamos ¡No hay derecho! Y exigimos: ¡primero lo nuestro, a cualquier precio, luego hablaremos!


Oremos:

Señor, danos tu luz para entender cómo debemos actuar a cada paso en nuestra vida; cómo podemos ser redentores y no jueces inflexibles verdugos de los demás.

Pon en nuestras bocas la palabra precisa, el gesto oportuno, la claridad para conducir a nuestros hermanos menores.

Danos sabiduría y discernimiento para doblegar toda aquella argumentación banal del demonio.
Haznos instrumentos eficaces de tu fe.

¡Qué nuestra vida sea un ejemplo para los demás y que al seguirnos, te sigan a Ti!

Perdona mis temores, mis dudas, mi falta de consecuencia y acción oportuna. ¡Dame el poder para luchar contra estas debilidades y que la virtud salga siempre airosa!


Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.

(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

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