Roguemos al Señor - últimas reflexiones

Aldila - Oficial

martes, 24 de febrero de 2009

Reflexión: Mc 9,30-37

Mc 9,30-37

Nada queda más oculto que aquello que no queremos ver. Y Dios sabe que hay cosas que no queremos ver en nuestras vidas. Cosas a las que les tenemos miedo, porque no entendemos o porque simplemente no quisiéramos que fueran verdad. Preferimos ignorarlas. Eso es lo que pasa con los discípulos. El Señor les habla de su muerte y resurrección, pero ellos nada, como si no fuera con ellos. En vez de ello, discuten por tonterías, por situaciones mundanas, propias de quienes no conocen a Jesús. Por eso él, leyendo nuevamente sus pensamientos, aprovecha para darles su mensaje, que difícilmente puede ser entendido por quienes no han dispuesto su espíritu, por quienes no se han dado cuenta que el seguimiento de Jesús significa un cambio radical en el modo de pensar y vivir, en el modo de ver y acoger al mundo.

Jesús revela nuevamente la fórmula. Es exactamente al revés de lo que estamos dispuestos a aceptar y no se trata de una alegoría, de una forma figurativa de decir algo que se debe interpretar, que está escrito entre líneas. ¡No! Lo dice abierta y expresamente: “Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos”.

Por si no queda claro, para aquellos que tienen sus mentes y corazones cerrados coge a un niño y lo pone al centro; Marcos agrega algo muy importante: lo estrechó entre sus brazos, gesto indudable de ternura, cariño y respeto profundo.

El Señor nos enseña a ser acogedores, cariñosos, generosos con los más pequeños, con los indefensos, con los humildes. Solamente puede actuar así quien es limpio de corazón, quien no tiene prejuicios…quien es capaz de mirar más allá de los gestos y apariencias…quien ve el corazón. Eso nos pide el Señor. Acoger, para ser acogidos. Y establece una relación de transitividad, por la que queda muy claro que a quien acogemos, a quien recibimos cuando recibimos al más pequeño…es a Dios mismo.

Oremos:

Señor, saca de nuestra vista la viga que tenemos y que no nos deja ver lo que nos dices o peor aún, entenderlo.

Quita de nuestra mente, de nuestro espíritu toda pretensión, todo deseo de figuración. Haznos dóciles y humildes. Aparta de nosotros la soberbia y el orgullo, la vanidad y la codicia. Que nos sobre y nos baste con ser fieles siervos tuyos, al servicio de la construcción del Reino.

Enséñanos el secreto que hay en cada niño, porque de modo tan especial quisiste que entendiéramos que quien los recibe a ti te recibe, y quien a ti te recibe a Dios mismo recibe.


Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.
(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

No hay comentarios:

Reflexiones de HOY